El guionista Olivier Jouvray y el dibujante Pierre Alary unieron fuerzas para parir el ambiciosísimo proyecto de versionar la famosa novela de Herman Melville: Moby Dick.
Digo que
el proyecto es ambicioso porque la historia del leviatán es el
monumento a la exhaltación y la profundiad poética propia de la
literatura americana, adaptada a un género literario que se
caracteriza por cierta livianeza en sus obras. A mi parecer se trata
de una excelente noticia para el mundo del cómic, que viene
necesitando de esta amplitud, y que puede demostrar que como formato
artístico es capaz de llegar a todas las sensibilidades y expresar
todas las emociones.
La
historia basa su fuerza poética sobre todo en un endemoniado capitán
que, obcecado por la idea de dar caza a una famosa ballena conocida
como Moby Dick,
despliega toda una serie de misticismos y pensamientos sobrenaturales
que, al lado de su voluntad inquebrantable parecen realzarse y
convertirse en realidad. Del mismo modo, a esta beligerante ballena
se le han atribuido características como la capacidad de
pensamiento, en concreto, de pensamiento malvado, y una violencia
fuera de lo común. Ningún capitán se atreve a enfrentarse a ella.
Otros elementos como el exhotismo de ciertos personajes, el panteísmo
que despiertan las fuerzas telúricas del océano libre y la figura
del marinero ayudan a completar la atmósfera.
El
mejor punto a favor que tiene el cómic sobre la novela original es
la tijera que obviamente se mete en todos los capítulos
científico-descriptivos que Melville introduce sobre la caza de la
ballena. Puede que sean interesantes para algunos, pero están
totalmente fuera de lo que es la historia de ficcion, y hacen la
lectura sumamente pesada, ya que dichos capítulos constituyen
aproximadamente la mitad de la obra. Además, la atmósfera plástica conseguida por el dibujo y el color comulga perfectamente con lo que debe evocar esta historia.
Sin embargo, y a pesar del gran esfuerzo de ambos autores, y del apoyo de Didier
Gonord en el color; la intensidad emotiva y poética de la obra
original se ve rebajada en esta versión. En ocasiones los diálogos
se ven trivializados, y las escenas de mayor peso pierden mucha
potencia al ser simplificadas. Se podría haber explotado más la narración gráfica para expresar las sensaciones del ambiente y la
naturaleza, tan importantes en la obra original; así como la
verdadera fuerza de Moby Dick; que continúa en su afán destructor
siendo presa de innúmeros arpones y estachas alrededor de su cuerpo.
En
conclusión, tenemos una obra de grandísimas aspiraciones que,
aunque no resiste el pulso frente a la novela original; dará inmenso
placer a los amantes del cómic. Ojalá veamos más iniciativas como esta.
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